En el marco de la fecha, visibilizamos las vejeces a través de algunos fragmentos del excelente trabajo realizado por Agencia Presentes, “Mayores LGBT+ cuentan cómo viven la pandemia en América Latina”
En estos instantes históricos tan complejos, algunas verdades sociales se vienen develando. En general, existe una invisibilización o reducción identitaria de las personas mayores en las sociedades, ambas se operaciones se potencian cuando se trata de personas adultas mayores LGBT. Es que sus procesos de envejecimiento se han venido dando con “resistencias específicas, entre ellas, haber tenido que armar redes por fuera de los sistemas tradicionales. Haber quedado por fuera de las familias nucleares. Que algunos Estados no reconozcan legalmente a sus parejas y demás injusticias que son moneda común en muchos países del mundo y en particular de América Latina”, señalan las periodistas* de Agencia Presentes.
El marco de pandemia por COVID- 19, entre los múltiples focos negativos que podemos identificar, también ha posibilitado un “efecto de iluminación de y sobre determinados grupos”. En ese camino, Agencia Presentes ha recogido estos importantes testimonios para dar cuenta de las posibilidades diversas de existencias y que retomamos desde Algec para remarcar la relevancia de concebir la vejez y el envejecimiento como un derecho humano de todas las personas, independientemente de su clase, nacionalidad, religión, etnia, orientación o identidad sexual, entre obras variables.
“Toda persona trans tiene problemas para vivir en estas sociedades tan patriarcales y heteronormadas, que provocan que una `aprenda a ser fuerte a palos´. Y el paso de los años logra que la fortaleza física mengue, la poca o mucha belleza se torne en canas y arrugas, por lo que las pocas oportunidades que tenemos de vivir se reducen. Es por esto que ser trans y mayor requiere un temple extra, pues solo posees tu propio ser y la ayuda de quienes te apoyan”, dice la guatemalteca Jolie Totò Ryzanek Voldan, transgénero, bisexual y feminista de 69 años.
Hace 66 años Paty Conde “resiste” las calles de San Salvador. “Es una de las sobrevivientes de una de las masacres cometidas por los cuerpos de seguridad del Estado en contra de la población trans durante el conflicto armado (1980 – 1992). Ahora sigue resistiendo a la pobreza, la precariedad y la incertidumbre causada por la crisis del coronavirus”.
Agustín Núñez, 73 años, actor, director y dramaturgo paraguayo, reflexiona con cierto optimismo que “esta pandemia nos obliga a ser creativos, a desarrollar la paciencia, la revisión de valores. Ha desarrollado mucho el sentido de solidaridad, de identidad. De darnos cuenta, más que nunca, que los francotiradores no ganan las batallas sino los ejércitos”.
Desde Perú, Manolo Forno de 66 años, uno de los fundadores del Movimiento Homosexual de Lima, relata que “en el activismo, estamos encontrando nuevas formas de hacer acciones de incidencia, definiendo nuevas estrategias, nuevas formas de encontrarnos, ya que el Covid nos ha quitado nuestra capacidad de socializar presencialmente. Ahora la lucha es a través del teléfono, del WhatsApp, la computadora, el zoom. La lucha continúa hasta la victoria final”.
En Argentina, Edgardo Corts, miembro fundador de la organización Mayores en la Diversidad y del Frente de Personas Mayores, vicepresidente del Centro de Jubilados y Pensionados de ATE Capital resalta: “Como resistencia general y transversal de las personas mayores, seguimos reclamando que el Estado y los organismos del Estado, las organizaciones sociales, nos consideren y nos valoren como sujetos políticos y nos permitan participar en la creación de políticas públicas. (…) Buscamos la renovación y la creación de una nueva ley de VIH y ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual), porque la actual tiene más de 30 años, y fundamentalmente después de esta pandemia, consideramos que hay que revisarla”. Y destaca que “hay poblaciones mucho más vulneradas que la comunidad gay-lésbica. Les compañeres trans están en una situación de mayor estigma y discriminación. Su nivel de vida suele ser informal, a los 40 años ya las podemos considerar personas mayores por su esperanza de vida”.
Otra argentina, Norma Castillo, militante histórica por los derechos de las personas LGBT+, cuenta que “yo que vengo de los tiempos de la posguerra nunca esperaba esta guerra. No me resulta complicada la cuarentena. Es muy difícil, pero en general para la gente mayor el aislamiento y la exclusión no son novedad. Nosotras hicimos mucha campaña, pero lo de las lesbianas viejas sí es bastante nuevo. Ahí empezó nuestra lucha abierta y hay mucho tabú, es impresionante”.
Jaime Lorca es chileno, tiene 70 años y es miembro de Acción Gay, organización que desde hace 30 años lucha por la prevención del VIH y acompaña a personas que viven con el virus. “Esta pandemia puso a la gente a pensar en el futuro, en cómo será. Pero, aunque yo desde hace rato no me preocupo por eso, creo que los meses por venir serán muy complejos. Hace 22 años, cuando me notificaron el VIH, dejé de hacer planes. Desde entonces vivo el día a día, no planeo cosas para más de tres o cuatro jornadas. Antes la gente se moría, hacer planes no era viable. Así me acostumbré a vivir y por eso me cuesta pensar en el futuro”.
Que la visibilización de las vejeces sea un compromiso colectivo. Que el derecho a la vejez esté garantizado para todas las personas del mundo. Celebremos la diversidad sexual en todas las edades.
*Gracias por este trabajo periodístico, Pilar Salazar, Airam Fernández, Vero Ferrari, Alejandra Zani, Paula Rosales, Juliana Quintana y Vero Stewart. Nota completa: “Mayores LGBT+ cuentan cómo viven la pandemia en América Latina”.
Nota completa: “Mayores LGBT+ cuentan cómo viven la pandemia en América Latina”.