Quienes integramos AlGEC nos sumamos al Paro Internacional Feminista que, en esta oportunidad y tras dos años de pandemia generada por COVID-19, regresa a las calles del mundo con nuevos reclamos y viejas demandas.
Pese a la consecuente y constante lucha de los movimientos de mujeres y diversidades, aún falta mucho, muchísimo, para lograr un mundo sin discriminación, libre de violencias y con igualdad de oportunidades.
#Basta de femicidios, esbocidios, travesticidios y transfemicidios – #Eliminación de la brecha salarial – #Ampliación del cupo labora travesti-trans – #Paridad en los sindicatos – #Tareas de cuidado –
Lo cierto es que, según analistas del mundo entero y nuestra propia vivencia diaria lo verifica, la experiencia logró profundizar las históricas desigualdades sociales y de género en todos los países…
Particularmente, entre muchas demandas, en Argentina hoy se reclamará que cese la precarización que padecen desde siempre determinados grupos, como las personas migrantes, indígenas, afros, diversidades sexuales, mujeres de todas las edades, y que se acentuó tras la deuda que tomó el anterior gobierno neoliberal con el FMI.
Por lo tanto, este contexto nos interpela a accionar con mayor potencia y convicción. Hay un mundo por cambiar. Lo esperado y también lo inesperado como este virus que aún sigue entre nosotrxs, nos enfrenta a condiciones que nos generan desánimo, pero que tienen que ser comprendidas como “apuestas a cambiar de manera colectiva y solidaria”.
El año pasado se oyó un grito, y en este también será escuchado: “las mujeres mayores movieron, mueven el mundo, y seguirán haciéndolo hasta el último día de su vida”. Hay que recordarle al universo y sus alrededores que pese a las construcciones culturales imperantes y naturalizadas las mujeres y diversidades mayores tienen mucho para dar.
En ALGEC nos sumamos al Paro Internacional Feminista para reclamar, una vez más y todas las que sean necesarias, que los derechos de las mujeres y diversidades de todas las edades deben ser reconocidos y garantizados hasta la muerte. Los procesos de envejecimiento y las vejeces deben ser vividos con dignidad e igualdad.
