Repudiamos cada uno de sus ya incontables dichos discriminatorios
Las expresiones y acciones segregacionistas de Donald Trump ya no sorprenden. Su menosprecio frente a la vida es explícito y reiterado, y en este contexto tan particular y complejo del mundo, se toma el atrevimiento de subestimar y burlarse de las personas mayores, de agredir a este grupo etario al que él mismo pertenece.
Es que, en su búsqueda por la reelección a la presidencia del país más poderoso del mundo, Trump niega hasta su propia existencia. Busca “desempoderar” a Biden haciendo referencia al sentido -lamentablemente- hegemónico que reviste a la vejez y al envejecimiento, que es el que niega y anula, al mismo tiempo, las capacidades y las potencialidades de las personas mayores.
¿Acaso la edad es limitante para postularse a la presidencia de un país?
El juego de palabras “Biden for President” que al tachar la “P” construye la palabra “Resident”, junto a la imagen de un grupo de mayores dependientes habla de un equipo de marketing de comunicación política que es, como poco, viejista, antidemocrático y antiderechos. No sólo desestima el poder de acción de las personas que viven su vejez con algún grado de dependencia, sino que las condena a la exclusión, a un mundo sin oportunidades más que la de ser “objetos de cuidado”.
Por todo esto: Repudiamos el mensaje viejista de Trump.
Como respuesta a semejante acción de discriminación, continuaremos abogando por la ampliación y consolidación de los derechos humanos de las personas mayores, entre ellos, a no ser estigmatizadas ni subestimadas.